“Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo”

“Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo”

La Solemnidad del “Corpus”. Así suele designársela

popularmente. El título oficial litúrgico es:

 

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.


Empezó a celebrarse en Lieja (Bélgica) en el siglo XIII, con carácter local y como resultado de las maravillosas visiones de Sor Juliana de Corbillon. El Papa IV la extendió, en 1264, a la Iglesia Universal. El mismo explicaba así en la bula el objeto y espíritu de la nueva “Solemnidad”: “Aunque ya se hace Memoria (de la Institución Eucarística) en el cotidiano Sacrificio de la Misa, creemos no obstante que, para confundir la perfidia e insania de los herejes, es digno de que, por lo menos una vez al año, se celebre en su honor una fiesta especial.  De esta manera se podrán reparar todas las faltas cometidas en todos los Sacrificios de la Misa, pedir perdón de las irreverencias en que se haya incurrido durante su celebración, y del descuido en asistir a ella”.

Como se ve, todo gira aquí en torno al sacrificio de la Misa, para encarecer su importancia capital, la necesidad de desagraviar a Dios y de pedirle perdón por las irreverencias en la participación de muchos, y aún mucho más por la inasistencia de innumerables cristianos, hombres sobre todo. Faltar a la Misa los domingos y días de Precepto es culpa grave, por ser lo que es la Misa, y preceptiva su participación. Faltar los demás días sin ser culpa es una gran pérdida para el alma de cada ausente y para todo el mundo. Su frecuentación es el mayor bien común espiritual y material. Un defecto, podemos decir casi universal, habrá que corregir hoy en día, y es la impuntualidad para llegar al comienzo de la Misa, ya que ella constituye un solo acto, desde el principio hasta el final, verdad que recalca el mismo Misal.

La Procesión.


“El pueblo cristiano da un testimonio público de fe y de piedad hacia el Sacramento de la Eucaristía con las Procesiones en que se la lleva por las calles con solemnidad y cantos, particularmente en la fiesta del Corpus Cristi” (Euch. Myst. n. 59). Y agrega, que corresponde al ordinario del lugar juzgar de su oportunidad, en las actuales circunstancias, así para el recorrido como para su organización, de modo que resulte digna de la reverencia de tan gran Sacramento. Ni la bula de Institución de la fiesta (1264) ni la constitución de Clemente V (1311) hacen alusión alguna a esta Procesión. Empezó localmente en el siglo XIV, y enseguida se implantó en la Iglesia Universal. Hoy no hay pueblo ni aldeas que no la celebre con visible transporte de júbilo santo y la pompa visible. De no hacerse el mismo día del Corpus, puede ser en otro más oportuno y próximo.

Durante la Procesión pueden hacerse estaciones con la bendición de la custodia, cada vez. Hade usarse luces, incienso, palio, canticos, según costumbre (ib.nn.104-108).

Liturgia de las Horas u Oficio Divino

Liturgia de las Horas u Oficio Divino

El Oficio de Maitines, con sus respectivos “Nocturnos”

< La cuarta, el de Laudes, al despuntar el alba.

< Prima, a la seis de la mañana

< Tercia a las nueve de la mañana

< Sexta a las doce del día

< Nona a las tres de la tarde

< Vísperas a las seis de la tarde. Más adelante

< El rezo conclusivo de completas.

Que es el Oficio Divino.

He aquí lo que es, para el Vaticano II, el Oficio Divino, y lo que el mismo dispuso para su renovación: Leer más

Función de un liturgo

El equipo litúrgico es, sin duda, una necesidad real y un medio muy eficaz para preparar mejor nuestras celebraciones. Son muchas las parroquias y comunidades que han dado el importante paso, de contar con un equipo de personas que se reúnen, para reflexionar y preparar la Eucaristía dominical y otras celebraciones más especiales.

En el Misal Romano se contempla la existencia del equipo litúrgico aunque sin recibir nombre alguno: “La preparación efectiva de cada celebración litúrgica hágase con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes incumbe, tanto en lo que toca al rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la dirección del que está a cargo de la iglesia (párroco), y oído también el parecer de los fieles en lo que a ellos directamente atañe” (OGMR Nº 73). Leer más