Domingo Pascual de «Pentecostés»

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La Pascua de Pentecostés es el cincuenteno dia (eso significa Pentecostés) de la pascua de resurrección.  Seria mas propio llamar a este dia «Dia interminable», porque el Espíritu Santo baja Hoy del Cielo para inaugurar Solemnemente la Iglesia y dirigirla, y volcar siempre sobre el mundo las riquezas inagotables de la Redención. Por eso este dia es solo un solemne preludio de Su Misión en el tiempo, y en curso siempre de eternidad hasta el encuentro definitivo de todos con Dios. Razón tuvo San Atanasio para llamar a este domingo «El Gran Domingo»; y San Crisóstomo «Metrópoli de la solemnidades». Es que la Pascua Pentecostal inicia dinámicamente y eclesiásticamente en el mundo universal la expansión salvadora, ilimitada, del Misterio Pascual. No sin motivo de la antigüedad. “Pascua de las Rosas”. Con ella, en efecto, empezó en el mundo de la gracia una era primaveral de vida sobrenatural, y con ella se incoó, aquí abajo, “el cielo nuevo y la tierra nueva” del reino que hemos de poblar y los redimidos en la eternidad.

San Basilio el Grande añade, entre otros pensamientos:

El Espíritu Santo es fuente de Santidad: Por El los corazones se elevan hacia lo alto, por Su mano son conducidos los débiles, por El los que caminan tras la virtud llegan a la perfección. Él es quien ilumina a los que se han purificado de sus culpas, y al comunicarse a ellos los vuelve “espirituales”.

 La liturgia de este gran domingo y del decenario que le precede es una sabia lección de teología del Espíritu Santo, tercera persona divina de la Santísima Trinidad, teología que nuestro credo condensa en dos frases: “Creemos que el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma Adoración y gloria, y que hablo por los profetas”… “por obra del Espíritu Santo, Jesucristo se encarno de María, la virgen”… Piénsese en los siete dones y en los innumerables frutos, léase el himno “Veni, Creátor Spiritus”, la Secuencia “Veni, Sanete Spiritus” y cada texto pentecostal de los libros litúrgicos; óigase la liturgia todo el Ciclo anual, y se encontrara el estudioso con el mejor y mas ceñido tratado teológico de Este Divino Espíritu.

Con este Domingo y un doble “ALELUYA” en la despedida de la Misa y del oficio de vísperas, se cierra el Ciclo Pascual. El Cirio se apaga y se retira al Bautisterio, al terminarse las Completas. 

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