Acompañamiento a la Virgen Dolorosa

La Virgen de la Soledad:

Virgen Dolorosa

El Viernes Santo se acompaña a María en la experiencia de recibir en brazos a su Hijo muerto con un sentido de condolencia. Se dice que se le va a dar el pésame a la Virgen, cuya imagen se viste de negro ese día, como señal de luto.

Acompañamos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya realizado jamás, pero al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida por la fe.

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La devoción a la Virgen María es muy importante en la liturgia católica y una de las formas más antiguas de demostrarle nuestro amor y respeto es acompañarla en su dolor. La imagen de la Virgen Dolorosa, con su corazón traspasado por los dolores que sufrió su Hijo Jesús en la cruz, es un símbolo poderoso de la compasión y el amor que Dios tiene por nosotros.

Acompañar a la Virgen Dolorosa es una práctica que ha sido transmitida de generación en generación, y es una forma de expresar nuestra solidaridad con ella en su dolor. No se trata solo de rezar o de estar cerca de la imagen de la Virgen, sino de hacer una conexión profunda con ella y con su dolor.

El acompañamiento a la Virgen Dolorosa es una práctica que nos invita a reflexionar sobre nuestro propio dolor y el dolor de los demás. Nos recuerda que el sufrimiento es una parte inevitable de la vida, pero que podemos encontrar consuelo y esperanza en la fe y en la compañía de los demás.

En este sentido, el acompañamiento a la Virgen Dolorosa puede ser un camino para aprender a compadecer a los demás y a compartir sus penas. Nos enseña que no estamos solos en nuestro dolor y que podemos encontrar apoyo y consuelo en la comunidad de fe.

Por lo tanto, el acompañamiento a la Virgen Dolorosa es una práctica muy significativa en la liturgia católica, que nos invita a profundizar nuestra relación con la Virgen María y con el dolor humano en general. Si bien es una devoción que puede ser practicada de forma individual, también puede ser una oportunidad para reunirse en comunidad y orar juntos por los que sufren y necesitan nuestro apoyo.

Elementos litúrgicos

Se dividen en 3 y son:

  • Elementos Materiales,
  • Elementos Naturales y humanos,
  • Elementos Literarios y Artísticos.

Atención. La Liturgia no es oración mental, y tampoco pura contemplación. Es, ante todo, acción: “la acción sagrada por excelencia, la acción sin igual de la iglesia” (CLV n. 7), el ejercicio de la obra de nuestra redención.

Esta cuádruple ordenación y subordinación de la acción cultual la expresa la Liturgia magistralmente a su estilo propio: con sus ideas, con su lenguaje, con sus gestos, con los elementos materiales; en una palabra, con los signos sagrados que emplea. Leer más

Función de un liturgo

El equipo litúrgico es, sin duda, una necesidad real y un medio muy eficaz para preparar mejor nuestras celebraciones. Son muchas las parroquias y comunidades que han dado el importante paso, de contar con un equipo de personas que se reúnen, para reflexionar y preparar la Eucaristía dominical y otras celebraciones más especiales.

En el Misal Romano se contempla la existencia del equipo litúrgico aunque sin recibir nombre alguno: “La preparación efectiva de cada celebración litúrgica hágase con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes incumbe, tanto en lo que toca al rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la dirección del que está a cargo de la iglesia (párroco), y oído también el parecer de los fieles en lo que a ellos directamente atañe” (OGMR Nº 73). Leer más

Vía Crucis por el año Sacerdotal

El vía Crucis por el año Sacerdotal en formato PDF lo puedes descargar desde este enlace:

OFRECIMIENTO

Oh Jesús, Pastor Eterno de las almas, dígnate mirar a los sacerdotes. Guárdalos al abrigo de tu corazón; conserva sin mancha sus manos que diariamente tocan tu Sacratísimo Cuerpo; conserva purificados sus labios con tu Preciosa Sangre; conserva inmaculado su corazón, marcado con el sello sublime del sacerdocio. No permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, bendice sus trabajos; que el fruto de sus desvelos sea la salvación de muchas almas aquí en la tierra, para que sean su corona en el cielo. Amén.

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Laicos que distribuyen la comunión

Entre los ministerios litúrgicos que en estos últimos años se han ido encargando a los laicos, el que tal vez ha llamado más la atención es el de poder distribuir la comunión. No es una novedad. Hasta el siglo VIII, los laicos llevaban con frecuencia la Comunión a los ausentes, enfermos o presos. Más tarde este ministerio se fue reservando, poco a poco, a los clérigos. En 1.969 se permite que los laicos pudieran distribuir la Comunión, en determinadas circunstancias. Es en 1.972, cuando Pablo VI estableció que los «acólitos instituidos», que pueden ser laicos, fueran ministros extraordinarios, pero permanentes, de este ministerio de la comunión. Finalmente, en el año 1.973, la Congregación de los Sacramentos establece los motivos y modalidades de la distribución de la Comunión por laicos, así como la repetición de la Comunión en el mismo día, la mitigación del ayuno y la Comunión recibida en la mano.

Este servicio litúrgico de distribuir la Comunión, tal y como en la actualidad está regulado, se puede decir que ha sido bien acogido por el pueblo cristiano, lógicamente después de las primeras y naturales reacciones de sorpresa. Allí donde se ha introducido con pedagogía y buena preparación, se ha convertido en una experiencia enriquecedora, que va educando a la comunidad en el sentido de la Iglesia y de la Eucaristía. En muchas iglesias se ve ahora cómo con toda naturalidad y dignidad participan los laicos en esta misión. Como dato significativo, hace cuatro o cinco años, que en Roma se calculaban en unos 800 los ministros extraordinarios de la Comunión oficialmente nombrados como tales, de los cuales unos 200 eran laicos y el resto religiosos. Leer más