El Domingo Día del Señor

Domingo, día del SeñorEl Catecismo de la Iglesia Católica nos dirá: «La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón «día del Señor» o domingo. El día de la Resurrección de Cristo es a la vez el «primer día de la semana», memorial del primer día de la creación, y el «octavo día» en que Cristo, tras su «reposo» del gran Sabbat, inaugura el Día «que hace el Señor», el «día que no conoce ocaso».

El «banquete del Señor» es su centro, porque es aquí donde toda la comunidad de los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete… Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor («Hé kyriaké hémera», «dies dominica»), el «domingo». Es mediante la Resurrección del Señor que el domingo es establecido como el día privilegiado, como el día de la Reconciliación.

El domingo es el día de la resurrección de Cristo. Los católicos los celebramos con la Santa Misa y cumplimos con el Tercer Mandamiento del Decálogo. Leer más

Una Iglesia en salida

En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «Salida» que Dios quiere provocar en los creyentes. Abraham acépto el llamado a salir hacia una tierra nueva(gn12,1-3). Moisés escuchó el llamado-«Ve, Yo te envío»(Ex3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (Ex3,17). A Jeremias le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás»(Jr1,7». Hoy, en este «ID» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafios siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia,y todos somos llamados a esta nueva «Salida» misionera. Cada Cristiano y cada comunidad discernirá cúal es su camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.
La Iglesia en salida es la comunidad de discipulos misioneros que se involucran, que acompañan,que fructifican y festejan.
Salir a los caminos para invitar a los excluidos a sentirse amados por el Padre Dios;luego debemos acompañarlos en todos los procesos de la evangelización, por más duros y prolongados sean.La Evangelización tiene mucho de paciencia. Fiel al Don del Señor, tambien sabe fructificar. La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, por que el Señor las quiere fecunda.Por ultimo la comunidad evangelizadora gososa siempre sabe festejar.Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La Evangelizacion gososa se vuelve belleza en la Liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la Liturgia, fuente de donde mana toda gracia.(EGEAP-CapI).

Vivencia:
Hermanos, en Cristo este fragmento del Documento Evangellu Gaudium que te acercamos, es con el propósito de que te dispongas a salir al encuentro de los otros hermanos que necesitan del anuncio gozoso del Evangelio; No pierdas tiempo en cosas pasajeras, Animo, Evangeliza con el mejor Evangelio que es tu vida cristiana.

No tengas pereza para formarte espiritualmente, oración, meditar la Palabra, y en especial procura tener comunión diaria. Bendiciones.

Domingo Pascual de «Pentecostés»

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La Pascua de Pentecostés es el cincuenteno dia (eso significa Pentecostés) de la pascua de resurrección.  Seria mas propio llamar a este dia «Dia interminable», porque el Espíritu Santo baja Hoy del Cielo para inaugurar Solemnemente la Iglesia y dirigirla, y volcar siempre sobre el mundo las riquezas inagotables de la Redención. Por eso este dia es solo un solemne preludio de Su Misión en el tiempo, y en curso siempre de eternidad hasta el encuentro definitivo de todos con Dios. Razón tuvo San Atanasio para llamar a este domingo «El Gran Domingo»; y San Crisóstomo «Metrópoli de la solemnidades». Es que la Pascua Pentecostal inicia dinámicamente y eclesiásticamente en el mundo universal la expansión salvadora, ilimitada, del Misterio Pascual. No sin motivo de la antigüedad. “Pascua de las Rosas”. Con ella, en efecto, empezó en el mundo de la gracia una era primaveral de vida sobrenatural, y con ella se incoó, aquí abajo, “el cielo nuevo y la tierra nueva” del reino que hemos de poblar y los redimidos en la eternidad.

San Basilio el Grande añade, entre otros pensamientos:

El Espíritu Santo es fuente de Santidad: Por El los corazones se elevan hacia lo alto, por Su mano son conducidos los débiles, por El los que caminan tras la virtud llegan a la perfección. Él es quien ilumina a los que se han purificado de sus culpas, y al comunicarse a ellos los vuelve “espirituales”.

 La liturgia de este gran domingo y del decenario que le precede es una sabia lección de teología del Espíritu Santo, tercera persona divina de la Santísima Trinidad, teología que nuestro credo condensa en dos frases: “Creemos que el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma Adoración y gloria, y que hablo por los profetas”… “por obra del Espíritu Santo, Jesucristo se encarno de María, la virgen”… Piénsese en los siete dones y en los innumerables frutos, léase el himno “Veni, Creátor Spiritus”, la Secuencia “Veni, Sanete Spiritus” y cada texto pentecostal de los libros litúrgicos; óigase la liturgia todo el Ciclo anual, y se encontrara el estudioso con el mejor y mas ceñido tratado teológico de Este Divino Espíritu.

Con este Domingo y un doble “ALELUYA” en la despedida de la Misa y del oficio de vísperas, se cierra el Ciclo Pascual. El Cirio se apaga y se retira al Bautisterio, al terminarse las Completas. 

Natividad de la Santísima Virgen

Fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, 8 de septiembre, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.

Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada por Jesucristo es el nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin mancha de pecado, llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.

En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición. Leer más

El Catequista

 

Si observamos a nuestro alrededor la cantidad de personas que dudan, que se preguntan sobre el sentido de Dios, de la Iglesia, de su vida, nos daremos cuenta que para responder a éstas y otras preguntas es menester estar mejor preparado. El aconsejar al que lo necesite es una obra de misericordia espiritual, implica dar el consejo recto, usar las palabras correctas y guiar hacia Dios a la persona.
Para esto, es necesario estudiar, leer, vivir la Palabra de Dios; ya no es posible dar respuesta a esta necesidad en la Iglesia sólo con el curso que tomaste hace años o con la plática que se te da antes de tu clase, es necesario que como catequista decidas ser protagonista en la misión de la Iglesia, o ¿Qué harás cuando alguien te pregunte sobre un tema que no preparaste o estudiaste antes de la clase? ¿O de la confusión que se crea al no estar seguro de lo que se dice?.
La respuesta es formarte apostólica y pastoralmente para saber dar razón de tu esperanza y nunca desfallecer en ella.

Es una misión noble

El catequista continúa la obra de Jesús y de los apóstoles: se coloca en línea con los obispos, los sacerdotes y los misioneros; ayuda a la familia que no siempre puede o sabe educar sola a los hijos; ayuda a la patria para formar buenos ciudadanos. Ayuda, sobre todo, a la religión. Ciertamente que el centro de la religión está en la Santa Misa, los sacramentos, las funciones sagradas. ¡Que huellas tan hondas dejan en el alma una primera comunión, el rito del matrimonio, una confesión bien hecha!.
¿Pero qué es lo que se recoge en una Primera Comunión, en el rito del matrimonio bien celebrado?. Lo que el catequista ha sembrado antes. ¿Quién va a Misa, a los actos del culto y saca de ellos fruto práctico?. El que ha sido preparado por un catequista serio y bien preparado.
¿Quién se confiesa con acusación sincera de dolor y propósito firme de enmienda?. El que ha tenido un excelente catequista que lo ha instruido acerca de la confesión con ideas, convicciones y buenos hábitos.


San Pío X dijo: «El apostolado del catequista, es el más grande de los apostolados hoy día».

Es una misión que lleva fruto

El Anuncio del evangelio es sencillo, lo que puede ser mas difícil es vivirlo. Quizás nos dé miedo como a Jeremías (Jr. 1,5-10). No tenemos oro ni plata; sólo damos lo que tenemos: a Jesús (Hech 3,6).. Damos de los bienes que hemos recibido, porque él tiene más interés que nadie en revelarse. El catequista no es dueño sino siervo, y la semilla la hace germinar el Espíritu del Señor (1 Cor, 3,6: Dios es quien hace crecer”). Desde la convicción de que la Palabra es fecunda y portadora de fuerza transformadora: “como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo… así será mi Palabra. No volverá a mí vacía…” (Is.55,10-11).

Las dificultades se superan. Quien tiene entusiasmo insiste, repite y sobre todo procura prepararse debidamente para hacer atrayente la lección, llega a llamar la atención de los niños.

El fruto no puede faltar, y segura es la recompensa del Señor que ha dicho: «Todo cuanto hayáis hecho a uno de estos pequeños, lo habéis hecho a Mí», y estas otras «Los que hayan enseñado la justicia a muchos, brillarán como astros en la eternidad»

Pero además hay también fruto y resultado en la tierra. El agricultor recoge la cosecha, pero sólo después de haber arrojado la semilla. El catequista es un sembrador y a veces el efecto de su enseñanza se verá solamente más tarde, en una desgracia, en peligro de muerte, otras veces el fruto es visible en los jóvenes que prepara, que llegan a ser mejores y que son agradecidos al que los instruyó.

Adoración al Santísimo Sacramento del Altar


Introducción

Acto de fe y adoración

Salmo 51

Letanías al Sagrado Corazón

Súplica

Oración Conclusiva

 

ADORACIÓN

Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu inconmensurable compasión que tuvo piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria.
Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración. Leer más

Domingo de Ramos Ciclo C lecturas de la Pasión

 

Este domingo de los Ramos, iniciamos la Semana Santa, una semana solemne en la que queremos vivir con Cristo, su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy la Iglesia recuerda la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su misterio pascual. La liturgia de este domingo consta de tres momentos: 1) La bendición de los ramos; 2) La procesión en honor a Cristo Rey; 3) La celebración de la Eucaristía.

Color liturgico:Casulla del Sacerdote y estola Sacerdotal Rojo

BENDICIÓN DE LOS RAMOS

ANTÍFONA Mt 21, 9

¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. ¡Hosanna en las alturas!

El sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada; luego hace una breve monición, en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día. Puede hacerlo con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos: Después de haber preparado nuestros corazones desde el comienzo de la Cuaresma, por medio de la penitencia y las obras de caridad, nos congregamos hoy para prepararnos en unión con toda la Iglesia, a la celebración del misterio pascual de nuestro Señor, de su Pasión y de su Resurrección, que él quiso realzar con la entrada a la ciudad de Jerusalén. Por eso, con toda fe y devoción, recordemos esta entrada que nos trajo la salvación y roguemos al Señor que, al participar por la gracia en los méritos de su cruz tengamos también parte en su vida y resurrección. Leer más

Celebrar la Eucaristía

 

 
Actitudes básicas a la hora de celebrar la Eucaristía en la verdad, sin exclusiones

 

Jesús tenía un proyecto muy claro que no se lo dijo a nadie; por las opciones que había hecho siguiendo la voluntad de su Padre  sabía que iba a terminar mal, que le iban a matar, pero él quería quedarse con nosotros, y su proyecto consistía en crear algo para estar siempre con nosotros perpetuando sus dos momentos importantes: el momento de la muerte en Cruz y el momento de su Resurrección gloriosa. Esto es la Eucaristía, esto es la Misa.

Y quiso quedarse como ‘comida’, no como un simple recuerdo de la mente .Ése era su proyecto, su sueño. Para ello cuando instituyó la Eucaristía, es decir, durante la última Cena, vivió por adelantado los acontecimientos de la muerte en cruz y de la resurrección. Tomó un pedazo de pan y un poco de vino, y dijo: ‘’Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros // Éste es el cáliz de mi sangre que será derramada por vosotros’’. Y nos dio un mandamiento, una orden: “Haced esto en memorial  mío”. Así instituyó la Eucaristía y en cada Misa actualizamos todo esto. Leer más

María en el Adviento

 

 

 

 

 

La presencia de María en la liturgia de este mismo Tiempo. Escribe Pablo VI en la hermosa exhortación apostólica «Marialis cultus”:

“Durante el tiempo de Adviento la liturgia recuerda frecuentemente a la santísima Virgen –aparte de la solemnidad del día 8 de diciembre, en que se celebra conjuntamente la Inmaculada concepción de María, la preparación radical (cf. Is 11,1.10) a la venida del Salvador y el feliz comienzo de la Iglesia sin mancha ni arruga-, sobre todo en los días feriales desde el 17 al 24 de diciembre y, más concretamente, el Domingo anterior a la Navidad, en que hace resonar antiguas voces proféticas sobre la Virgen Madre y el Mesías, y se leen episodios evangélicos relativos al nacimiento inminente de Cristo y del Precursor” (MC, 3).

“De este modo, los fieles que viven con la liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo (Cf. Prefacio II de Adviento), se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepararse, vigilantes en la oración y… jubilosos en la alabanza” (ibid), para salir al encuentro del Salvador que viene.” (MC 4).

Basta recorrer el misal y la Liturgia de las Horas para comprobar esa abundante frecuencia de textos referentes a María durante el Adviento. Recordemos sólo una expresión del II Prefacio de este tiempo, el cual resume la vivencia de María que la Iglesia nos hace contemplar: Al que habían anunciado los profetas “la Virgen lo esperó con inefable amor de madre”. Los últimos días del Adviento son acentuadamente marianos, como reconoce Pablo VI en el documento citado.

Hermanos, preparemos nuestro corazon para el nacimiento del Niño Dios; Imitemos A la virgen Santísima con el Sí, Digamoslé al Padre, que se haga en mi tu voluntad. Amén.

!Feliz Navidad y un nuevo año de bendición, para todos los amigos que utilizan esta página, Dios los bendiga!.

Oración para el Año de la Fe: el Credo-Constantinopolitano

  • Creo en un solo Dios,
  •  Padre todopoderoso,
  • Creador del cielo y de la tierra,
  • de todo lo visible y lo invisible.
  • Creo en un solo Señor, Jesucristo,
  •  Hijo único de Dios,
  •  nacido del Padre antes de todos los siglos:
  • Dios de Dios, Luz de Luz,
  • Dios verdadero de Dios verdadero,
  • engendrado, no creado,
  • de la misma naturaleza del Padre;
  • por quien todo fue hecho;
  • que por nosotros los hombres,
  •  y por nuestra salvaciónbajó del cielo,
  •  y por obra del Espíritu Santo
  •  se encarnó de María, la Virgen,
  • y se hizo hombre;
  • y por nuestra causa fue crucificado
  • en tiempos de Poncio Pilato;
  • padeció y fue sepultado,
  • y resucitó al tercer día,
  •  según las Escrituras,
  • y subió al cielo,
  • y está sentado a la derecha del Padre;
  • y de nuevo vendrá con gloria,
  •  para juzgar a vivos y muertos,
  • y su reino no tendrá fin.
  • Creo en el Espíritu Santo,
  •  Señor y dador de vida,
  • que procede del Padre y del Hijo,
  • que con el Padre y el Hijo
  •  recibe una misma adoración y gloria,
  • y que habló por los profetas.
  • Creo en la Iglesia,
  •  que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
  • Confieso que hay un solo bautismo
  •  para el perdón de los pecados.
  •  espero la resurrección de los muertos
  • y la vida del mundo futuro.
  • Amén.

 

Credo Niceno-Constantinopolitano

Credo Niceno-Constantinopolitano

Fundador: Primer Concilio Ecuménico en Nicea
Deidad: Dios Padre, Jesucristo y Espíritu Santo
Tipo: Cristianismo
Texto sagrado: La Biblia como la Palabra de Dios.
Nace en: 325 d.C., siglo IV
Tierra Santa: Imperio Romano
Religiones relacionadas: Catolicismo, Protestantismo y Iglesia Ortodoxa.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Credo Niceno – Constantinopolitano

Es la profesión de la fe cristiana, común a la iglesia Católica, a todas las iglesias orientales separadas de Roma, y a la mayoría de las denominaciones protestantes, tal como se aprobó en forma ampliada en el Concilio de Constantinopla. Leer más